Disponer de un cuaderno de actividades complementarias para trabajar los contenidos más deficitarios (se llevará a la casa y al colegio, como una manera de controlar las actividades).
Dar un espacio semanal para que se exprese oralmente acerca de un hecho, acontecimiento o noticia importante que haya ocurrido, previa preparación de éste en la casa.
Delegarle responsabilidades de manejo y organización en trabajos de grupo.
Realizar entrevistas periódicas con los padres a fin de analizar avances y/o retrocesos en el aprendizaje.
Crear al interior del curso grupos de apoyo escolar en donde los alumnos de mejor rendimiento interactúen con los que tienen más dificultades.
Evaluar diferencialmente los contenidos no logrados que correspondan a objetivos del grupo cursos y que el niño no logre alcanzar (evitar frustraciones debidas a factores que el niño no maneja): darle más tiempo para la ejecución de sus tareas, establecer metas personales en su aprendizaje y evaluar el nivel en que han sido logradas.
Pedirle que revise sus trabajos antes de entregarlos para que corrija los posibles errores y para estimularla positivamente si no los hubiera.
Proporcionar apoyo pedagógico en las asignaturas que lo requieran.
Entregarle la información en forma parcelada, precisa, asegurándose de que la retenga en la memoria, pidiéndole que repita la información recién entregada.
Dentro de la sala de clase, ubicarla cerca del profesor, del pizarrón y alejada de elementos distractores tales como la puerta, la ventana, niños de comportamiento disruptor, etc.
Orientar la atención del niño hacia el problema o la tarea que se le plantea, ayudarle a descubrir y seleccionar la información relevante y a organizar y sistematizar esa información.
Proporcionarle pautas consistentes sobre lo que tiene que hacer, entregarle instrucciones en forma parcelada y si es necesario, numerar los pasos de la tarea.
Reiterar las instrucciones y entregárselas por escrito, de manera que se pueda controlar también su ejecución desde el hogar. La consistencia en las instrucciones es un punto clave en la ayuda.
No exponer al niño actividades con límite de tiempo, lo que favorece su impulsividad y su tendencia a improvisar respuestas para “salir del paso”.
Invitarlo a pensar antes de responder, a planificar su trabajo, hipotetizar soluciones y detenerse a comprobar si son correctas, comparar sus respuestas con las de otros niños, etc.
Proponerle tareas significativas que lo motiven a buscar soluciones y que impliquen un desafío a su alcance (no exponerlo al fracaso ante tareas que excedan sus posibilidades.
Modelar frente al niño la ejecución de determinadas tareas, mientras se verbaliza cada etapa del trabajo. A continuación pedir al niño que realice la misma tarea (guía externo) mientras verbaliza cada uno de los pasos que realiza. Luego de memorizar la instrucción, pedirle que ejecute la tarea, mientras se autoguía vía discurso privado.