El propio pediatra puede realizar la valoración clínica siempre que disponga de los conocimientos, recursos y materiales necesarios para realizar un correcto diagnóstico. En caso de que el pediatra le realice el diagnóstico debe entregar a la familia el informe clínico correspondiente.

Aunque el pediatra puede hacer un seguimiento de la evolución del niño a nivel de salud (peso, talla, analíticas, tensión arterial, etc.), si el niño presenta problemas conductuales o de aprendizaje que requieran de una intervención más especializada, el pediatra le derivará, dependiendo de la Comunidad Autónoma, o bien a Salud Mental Infanto-Juvenil, o bien a los servicios del área de atención especializada, donde se encuentran los psicólogos y psiquiatras que proporcionarán al niño el tratamiento adecuado.

En caso de que el pediatra no pueda realizar el diagnóstico o dude del mismo, le derivará a los Departamentos mencionados, donde le realizarán las pruebas pertinentes y su correspondiente diagnóstico.