Frente a situaciones de fracaso escolar, no descalificar ni castigar, antes de dialogar y premiar el esfuerzo realizado.

Recompensar logros y cumplimiento de compromisos con reconocimiento de toda la familia/compañeros, etc.

El castigo por sí mismo, no crea hábitos ni desincentiva conductas desadaptativas. Es preferible el retiro de recompensas en caso de que el niño no cumpla con los compromisos pactados (y claramente comprendidos por él).

La consistencia de la respuesta del adulto frente a la conducta del niño es un punto clave en la adquisición de hábitos.